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Aplicaciones

Hormigón armado en entorno marino

Mediante esta serie de fotos se pretende mostrar la poca fiabilidad que presenta utilizar hormigón armado en ambientes marinos, más si cabe, si éste es visto, es decir, sin ningún tipo de revestimiento adicional.

El hormigón «per se» se carbonata en cualquier ambiente por la acción del CO2 de la atmósfera, si se encuentra en un entorno marino la carbonatación se acelera sustancialmente (más si cabe sin revestimiento alguno que lo proteja), este fenómeno convierte en poroso al hormigón por lo que las armaduras de acero quedan más expuestas. Con la cercanía del mar (en el caso que mostramos además sumergido en parte) el proceso de corrosión se acelera notablemente en primer lugar porque la propia agua del mar actúa como electrolito y por la presencia de sulfatos y cloruros.

La corrosión/oxidación provoca un aumento de volumen del acero dando lugar a desprendimientos del hormigón fundamentalmente en las zonas coincidentes con las armaduras como se aprecia en las fotos perfectamente. El desprendimiento deja a la vista las armaduras que son el esqueleto del hormigón armado, esta circunstancia situada en un ambiente tan agresivo como es el marino nos lleva a un problema importante.

La solución de inicio pasaría por el uso de cementos que resistan ambiente marino (cementos tipo Q), aumentar el recubrimiento del hormigón con respecto a las armaduras y, además, revestir el hormigón, es decir, no dejarlo visto bajo ningún concepto siempre que se pueda al menos las zonas situadas por encima del agua. Como reparación habría que actuar con morteros reparadores aumentando recubrimientos notablemente, pasivado de armaduras y según el estudio de cargas, refuerzo.

El goterón

Varias son la definiciones que encontramos en el diccionario para esta palabra:

«1. Ranura en la parte inferior del alféizar de una ventana que impide que el agua de la lluvia resbale por la pared. 2. Piedra con una moldura proyectada, diseñada para despedir el agua lejos de la fachada, situada en cornisas, puertas o ventanas. 3. Moldura que se extiende a lo largo del extremo inferior de un alero, empleada para despedir el agua de la cubierta. «

Pero todas confluyen en un mismo fin: evitar que el agua resbale por la fachada, paliar esta circunstancia, es conseguir que no se produzcan situaciones indeseables inicialmente estéticas pero que a la larga pueden dar lugar a problemas mayores (degradación de revestimientos, desprendimientos, penetración de humedad en los interiores, etc.)techo visto blanco 02Humedad capilar 01

A pesar de lo sencillo de su ejecución numerosos son los edificios existentes que no prevén este tipo de elemento.

En ocasiones el goterón se sustituye por una proyección química que repele el agua al aumentar la tensión superficial del líquido en contacto con las superficies, en este caso el agua, con lo que ésta, apenas puede humectar las fachadas, aunque estos sistemas son adecuados, sólo deberían ser complementarios, puesto que el agua ha de evacuarse por geometría.

Un goterón lo que provoca es un desequilibrio entre la citada tensión superficial que mantiene la lámina o la gota de agua y la acción gravitatoria, en favor de esta última, consiguiendo «romper» la lámina o gota de agua evitando que el agua continúe afectando a las fachadas.

En las fotografías que se muestran se puede ver lo anti-estético de la fachada (foto 01 y foto 02) cuando el agua «chorrea» por ella, y ya para casos que pueden llegar a ser más graves (foto 03) donde el agua puede penetrar en la propia estructura.

La solución adecuada pasaría por lo que muestra la imagen 01, que se trataría de una pieza de remate que vuele del forjado 3-4 cm con un espesor máximo de 2 cm (para evitar proliferación de mohos en su frente) y que presente una ranura inferior o hendidura (goterón) para que el agua al encontrarse con él rompa y caiga por delante de la fachada y frente de forjado, de ahí que la pieza vuele 3-4 cm.

 

Techos con instalaciones vistas

Hace ya unos meses publicamos la  noticia «Falsos techos originales», donde se recogía la posibilidad de pintar el techo de color negro así como las instalaciones para que éstas aún siendo vistas pasaran desapercibidas, pues bien, siguiendo el mismo hilo de las instalaciones vistas en techos, nos encontramos con otra solución descubierta en un local de Valencia, que os presentamos en la fotos adjuntas. Se trata precisamente de algo totalmente opuesto,  todo pasa a ser de color blanco, techos, paredes e instalaciones, de manera que el conjunto forma un todo, y que visto el resultado queda en perfecta armonía y funciona a la perfección.

Desde Ominarq estamos abiertos a las nuevas tendencias y que además supongan un ahorro económico a la hora de ejecutar las obras.

Imprimaciones previas a la pintura

Uno de los problemas muchas veces obviado en el mundo de la construcción son las imprimaciones previas a la aplicación definitiva de las pinturas de acabado. De nada sirve aplicar una pintura de buena calidad si previamente no se ha aplicado una imprimación adecuada y, muy importante compatible con la pintura.

El ejemplo que se puede ver en las fotografías muestra unos perfiles metálicos que están galvanizados y que, vistas las peladuras que presenta la pintura no se aplicó una imprimación previa a la pintura de acabado.

Estas imprimaciones se aplican en una fina capa de sin diluir, previa limpieza del soporte, se deja secar. La superficie debe quedar completamente cubierta por una capa normalmente de color negro, de no ser así, la causa más probable es que la superficie no haya sido debidamente saneada o limpiada. Después del tratamiento, la superficie debería de recubrirse dentro de las 48h posteriores, para evitar la contaminación de la imprimación.

Otra solución para el caso de galvanizados sería la aplicación de una pintura duplex, es decir, aplicar en fábrica a la vez el galvanizado y la pintura de acabado desde taller, con lo que ya se encargan en fábrica de las correspondientes imprimaciones entre capas intermedias.

Humedad de capilaridad

Las fotografías muestran algunos ejemplos de Humedad de capilaridad.

 

EL CONCEPTO DE HUMEDAD ASCENDENTE

Definiremos como humedad ascen­dente a aquella que es ocasionada o que tiene su origen en el agua del sub­suelo y que, tras llegar a lo base o caras laterales de la cimentación u otros elementos del edificio en contacto con el suelo, asciende por los muros hasta alcanzar zonas situados por encima de la rasante, donde se mani­fiestan y se hacen visibles. En estas áreas, establece su patología e impone un estado de equilibrio que deriva en un conjunto de fenómenos que ocasionan el deterioro de las edificaciones.

La humedad ascendente hemos de entenderla coma un fenómeno activo y dinámico, al menos, en el estudio o campo de la construcción y desde lue­go, en los muros. En la edificación la altura capilar es inversamente proporcional al grado de aireación de la pared del muro, es decir, si aumentamos el grado de aireación bajará la altura capilar (hc). Estas áreas o porción de paramentos que quedan por debajo de la coronación de la altura capilar, se manifiestan como superficies de aireación sin desecación que evaporan agua al exterior, generándose así un flujo dinámico en el interior del muro, con origen en la cimentación.

La capilaridad, como propiedad física de los materiales, se manifiesta como una succión radial y en todas las direcciones, modificada por la no homogeneidad de la estructura porosa.

SINTOMATOLOGIA DE .LA HUMEDAD ASCENDENTE

Este tipo de humedad se manifiesta con un signo muy inme­diato y la sintomatología generali­zada es la aparición de una banda oscurecida localizada en las zonas bajas de la edificación a modo de zócalo húmedo. Pero a toda definición generalizada hay que ponerle matiza­ciones y características singulares que nos lleven a mayores precisiones.

En ocasiones, es fácil tener esta misma patología sin que aparezca tan claramente expresado aquel síntoma y, en cambio, veamos deterio­rarse los revestimientos de los muros por la acción eflorescente de las sales recristalizados y vehiculadas por el agua capilar y en el caso de edificios, con sus fábricas desnudas, vemos des­moronarse los elementos más sólidos en esta zona baja de los muros. En los edificios en piedra, no es tan rotundo el oscurecimiento de la franja afectada, como el deterioro de los sales del subsuelo introducen, estableciendo una corrosión alveolar. La facilidad de desecación de unas determinadas pie­dras porosas hace que la evaporación del agua y la recristalización de las sales se produzcan en planos interiores, aunque próximos a la superficie. En esto situación, la presión de recristalización establece estallidos en el mate­rial originando los citados alvéolos. La acción turbulenta del aire establecerá la corrosión.

La altura que alcanza la franja húmeda de la parte baja de los edifi­cios afectados por este tipo de hume­dad se ha fijado, en torno a los 80 centímetros aunque en ocasiones se han constatado alturas superiores al doble de la magnitud señalada. En ciertos edificios se ha observado como su humedad ascendente arribaba hasta por encima de los 3 metros, en su fachado norte. Otras veces, la altura capilar sólo precisa remontar ligeramente la altura del rodapié y respirar por encima de este. En todos los casos, la altura alcanzada es la expresión final del estado de equilibrio, en el que participan tanto la acción capilar, coma la gravitatoria y, fundamentalmente, la capacidad evaporadora del muro.

Dicho remonte capilar está gober­nado par la ley de Jurin, aunque ampliamente modificada por algunos principios y variables aleatorias, entre las cuales conviene destacar la estruc­tura porosa del muro, que muestra cambios de diámetros y máxima hete­rogeneidad capilar, de la temperatura y de la constante de aireación superfi­cial del mismo. Por tanto, las caras laterales del muro, mediante la línea que define la altura capilar, establecen unas super­ficies húmedas que son áreas o planos de evaporación cuyas magnitudes están impuestas por el propio equilibro que hemos señalado en los pun­tos anteriores y donde como variables fundamentales encontramos la orien­tación, la temperatura ambiental y las propiedades características del mate­rial del muro e, incluso, las variacio­nes estacionales.

En edificios exentos, puede obser­varse claramente como la altura capilar se hace mayor y más intensa en las fachadas orientadas al norte. Ello es consecuencia del menor grado de eva­poración que en estos alzados se dispone.

También debemos hacer notar que si en un punto de la superficie de evaporación se depositan o adosan obstáculos que impidan la normal aireación, la altura capilar alcanzara mayor altura y recuperará la superficie húmeda necesaria para reponer el equilibrio de flujo. Así vimos con frecuencia como, en escaleras adosadas a muros exteriores, la línea de coronación de los zócalos húmedos dibujan la línea inclinada de los rampas de las mismas.

En ocasiones, y con el fin de ocultar la franja húmeda, se han alicatado o revestido con morteros hidrófugos estos partes bajas de los paramentos y, como consecuencia, se ha alterado el ya muy citado, estado de equilibrio y con ello el agua capilar se ha visto obligada a escalar cotas superiores. Ha tenido que subir por encima de dichos alicatados crear nuevas superficies de evapora­ción y, en ocasiones, alcanzar cabezas de vigas de madera y otros elementos estructurales que inicialmente no corrían peligro. En la mayoría de los casos la medida de tapar la humedad ha sido contraproducente.

Por otro lado, interesa conocer si esta franja humedecida de la parte baja de los muros es consecuencia de un agua de carácter permanente y del estado general del subsuelo con gran extensión o si, por el contrario, se trata de un punto o área localizada, con carácter accidental que puedo deberse o la rotura de algún aljibe, arqueta, redes de abastecimiento o saneamiento próximo a la edificación y debida a algún problema local o temporal.

Con todo, no es la franja húmeda y oscurecida en la parte baja de los edifi­cios el único signo que conforma la sintomatología de la humedad ascenden­te. Esta zona húmeda que en el interior del edificio introduce una fuente de agua evaporada que eleva la humedad relativa del espacio habitado, quedaría aquí y no daría mayor deterioro en el material de que se constituye el muro, pero la realidad es muy distinta, pode­mos comprobar fácilmente como estos zócalos, de piedra o cerámicos, muestran signos evidentes de corrosiones y disgregaciones de su material salino y cambios de porosidad en sus morteros. El agente que establece estos deterio­ros es la presencia y distribución de sales, e incluso la altura de la franja ascendente es función del contenido y tipo de sales arrastradas por el flujo de agua que, desde el subsuelo, afluye a las superficies evaporantes.

El agua absorbida del suelo puede contener pequeñas concentraciones de sales, en muchos casos, de origen orgánico. Después, en su recorrido por los materiales de construcción, produce la disolución de sales contenidas en las piedras, ladrillos y morteros que, vehi­culadas por el agua de flujo, afloran a los planos de evaporación, donde en periodos secos, recristalizan como tales sales. Éstas se manifiestan como eflo­rescencias e imponen su presión de cristalización y, con ello, dañan estéticamente a la edificación y mecánicamente a la superficie porosa del mate­rial de construcción.

Así, podemos establecer como síntoma de humedad ascendente, la pre­sencia de manchas salinas en las super­ficies de evaporación y, siempre, una zona de levantamiento de los revesti­mientos, a modo de barba florida o de apulgaramiento, de la línea que marca el límite o culminación de la altura capi­lar.

Algunas de estas sales pueden ser higroscópicas o delicuescentes y, en épocas secas, absorben agua del aire ambiental con lo cual, se mantienen húmedas, oscuras y persistentes. Por otro lado, la altura capilar es función de la temperatura estructural del muro y naturalmente, de la temperatura ambiental a través de la constante de evaporación. Todo ello, nos refuerza la teoría de que nos movemos bajo unas condiciones dinámicas sensibles en cuyo equilibrio tienen influencias, desde el interior, el grado e intermiten­cia de la calefacción y, desde el exte­rior, la existencia o no, de corrientes de aires que circundan en torno al edificio. De aquí que insistamos en que un síntoma fundamental, para los edificios exentos o en manzanas de edificación reducida, es que en sus fachadas más sombrías, norte, y menos aireadas, la altura capilar encuentra mayor desa­rrollo y los deterioros más clara mani­festación.

De todo lo anterior se desprende, una vez más, la importancia de un correcto diagnóstico y con ello, la nece­sidad de determinar el contenido de sal depositada en el revestimiento y el tipo de las mismas. Los sulfatos cálcicos y magnésicos suelen proceder de los materiales de construcción y extraídos de ellos por un agua que puede no tener su origen en el suelo, humedad de infiltración de lluvia, agua de conden­sación ambiental, humedad de obra y, por supuesto, de agua accidental. Los nitratos, cloruros y algunas sales higroscópicas de origen orgánico, suelen proce­der del suelo, aunque incluimos aquí al agua que puede ser originada por rotura del saneamiento.

Podemos admitir, como dato fre­cuente, que un muro afectado de hume­dad ascendente con un grado medio de evaporación y un entorno ambiental de humedad relativa del 75% puede dis­poner en su parte más baja de un contenido de humedad superior al 5%. Si analizamos su humedad contenida (hC) o distintas alturas del revestimiento, y a le vez, en los mismos puntos estudiamos el contenido higroscópicos de sus soles (HhC). Ambas expresadas en tanto por ciento, podemos formular, con cierto grado de confianza, lo que sigue:

Si (hC) es menor que (HhC), el agua que origina la mancha puede tener diversas procedencias y probable­mente sea un problema de condensación. Si (hC) es mayor que (HhC) es casi seguro que estamos frente a humeda­des de ascensión capilar.

TRATAMIENTOS: FORMAS DE COMBATIR LA HUEMDAD ASCENDENTE

En la lucha contra la humedad ascendente tenemos distintas maneras de combatir el problema y debe dife­renciarse entre el edificio de nueva creación y el edificio anciano. En el pri­mer caso, la solución es única y pasa por la colocación de la lámina anticapi­lar en el pie del muro. Para el edificio antiguo es para los que se han desarrollado gran variedad de sistemas y cabe distinguir entre sistemas antiguos y sistemas actuales.

Entre los que ye definimos como sis­temas antiguos, estudiaremos los siguientes:

— De aireación lateral:

–          cámara par el interior

–          galería exterior.

–          patio inglés.

— De eliminación de sección capilar:

–          arcos de aireación.

— De sifones atmosféricos (Knapen).

— De barreras estancas (inserción de láminas):

–          Sistema Massari (barrera con­tinua)

–          otras barreras.

Los sistemas actuales, están basados en investigaciones aplicados a otros campos de la técnica con bastante historia por medio, han introducido por superposición algunas adaptaciones válidas a la tarea de desecación de muros envejecidos por el tiempo y que aquí se exponen en cada caso. Estos sistemas constituyen un capítulo abierto y por ello, es probable que en los próximos años veamos incrementarse su variedad y comercialización, son:

— Sistemas eléctricos

–          electro-ósmosis

–          electro-foresis

–          potencial nulo

— Sifones atmosféricos (Raem)

— Procedimientos químicos

–          Tratamiento de los capilares: “Revestimientos y geles”.

–          Impermeabilización en profundidad: Infusión e Inyección.

–          Barrera de capilaridad.

 

Lo importante es estudiar cada caso y elegir el sistema más adecuado e idóneo, y sobre todo siempre asesorarse con buenos profesionales, porque para el caso de la humedad capilar aplicar los «la lógica» puede resultar contraproducente.

Estracto sacado de mi Proyecto Final de Grado de Adaptación de Ingeniero de Edificación, a su vez consultado de la Bibliografía siguiente:

  • La Humedad enla Construcción. Sus causas y remedios.

Autor: R. T.Gratwick

Editan

Tecnología y Arquitectura de la Construcción.

 

  • Humedades en la Edificación.

Autor: Francisco Ortega Andrade.

Editores Técnicos asociados, s.a.

 

  • tratamiento de las Humedades en los edificios.

Autor: José Coscollano Rodríguez.

Paraninfo Thomson Learning.

 

  • umità e risanamento negli edifici in muratura.

Autores: Isabella Mundula y Norberto Tubi.

Maggili editore.

 

  • manuale del risanamento. Tomos i y ii.

Autores: P. Rocchi, F. Nicchiarelli y A.R. Turlò.

Edizioni Kappa.

 

  • desecación higiénica de los locales húmedos.

Autor: Giovanni Massari.

C.E.C.S. México D.F. 1962

Aprovechamiento del espacio

Por todos es sabido que cada vez hacen las viviendas más pequeñas. En esta entrada, desde OMINARQ os queremos presentar las pequeñas ideas que han desarrollado los fabricantes de muebles para sacar espacio de donde no hay, es decir, camuflar muebles con una doble función como un sofá que se transforma en una litera, un cuarto juvenil que pliega sus camas para dejar espacio de juegos o un mueble de comedor que esconde una cama de matrimonio. Con este tipo de muebles podemos hacer frente a sucesos inesperados cómo un aumento de la familia o una visita repentina sin tener que cambiarnos de casa.

En los próximos días os haremos una entrada de muebles multifuncionales para espacios reducidos, mientras tanto ahí van algunos ejemplos.

Adoquinado

Foto 01Primer paso: formación de la base

Lo primero será la formación de una base de arena compactada compuesta de arena fina, arena triturada de mayor diámetro que la arena y cal, si se usarán sólo arena fina, al humectarse ésta provocaría un descenso de la base y en consecuencia del adoquinado. Ver foto 01 y 02.

Segundo paso: reforzado de la base con un espolvoreado de cemento en seco

Con este paso se pretende que el cemento haga a modo de pegamento actuando entre la base de arena y los adoquines al humedecerse el conjunto, asegurando así la unión entre capas. Ver foto 03.

Tercer paso: colocación de adoquines

Se colocan los adoquines según la posición deseada, simplemente dejados caer. Ver foto 04.

Cuarto paso: relleno de juntas entre adoquines

Se procede a rellenar las juntas entre adoquines con la misma tipología de arena empleada en el paso primero, con la doble misión de rellenar al máximo los huecos y permitir el movimiento entre piezas (al ser arena). Ver foto 05.

Quinto paso: rejuntado con cemento en seco

Se continúa con un rejuntado con cemento en seco y árido grueso, de manera que acabe de consolidarse la unión entre adoquines. Ver fotos 06 y 07.

Sexto paso: rejuntado con lechada de cemento

Finalmente se procede a consolidar la capa anterior del cemento es seco con un mocho bañado en una lechada leve de cemento y agua, de esta manera reforzamos la unión total entre adoquines. Ver foto 08.

Séptimo paso: limpieza y regado

Se termina el trabajo con la limpieza y regado de la superficie.

Cabe destacar que la presencia de agua no produce alteración alguna en el conjunto, aunque sí permite el movimiento entre adoquines. No obstante aún cuando el agua alcanzara la base de arena, no se produciría un descenso o asentamiento de los adoquines, ya que dicha base además de estar apasionada presenta árido machacado que capta menos agua, da mayor rigidez al conjunto y por tanto, no deja que la base ceda.

Es importantísimo la buena ejecución de la base de arena, ya que de ella depende el éxito de un buen adoquinado.

Fotos 09 y 10 resutado final. read more

Sistema Beta

 CONSOLIDACIÓN DE MADERA

Para la ejecución del sistema Beta, se necesitará realizar un apuntalamiento en las zonas asignadas por personal técnico y ayuda puntual en albañilería, antes y después de realizar dicha solución.

La realización del sistema conlleva mantener los puntales entre 24-48 horas, hasta su completo secado, aunque pudiera prolongarse en función de las condiciones ambientales exteriores.

A continuación se detalla el proceso de consolidación de estructuras mediante las prótesis epoxídicas Betas.

SISTEMA BETA:

El sistema consiste en los siguientes pasos:

  • Apeo de la pieza sobre la que se va a trabajar.
  • Eliminación de toda la madera que no tiene resistencia, saneándola hasta encontrar madera sana.
  • Realización de unos taladros, lo más paralelos posibles a la fibra de la madera de la viga.
  • Introducción de unas varillas de fibra de vidrio pretensadas en la zona saneada. Esta varilla, de una alta resistencia a flexo – tracción, y con un modulo de elasticidad muy similar al de la madera, es el elemento de conexión entre el mortero de resina epoxídica y la madera sana, y además absorbe los esfuerzos cortantes y las solicitudes a tracción.
  • Realización de un encofrado, bien ajustado, en la parte saneada de la viga.
  • Vertido, dentro del encofrado, del mortero de resina epoxídica especial que tiene un comportamiento muy similar al de la madera.
  • Vertido de resina líquida en los taladros donde está ubicada la varilla de fibra de vidrio, en la zona de madera sana. Dada la baja viscosidad de la resina líquida está rellenará todas las fendas o grietas interiores de la viga.
  • Después de 24 ó 48 horas, según la temperatura exterior, una vez endurecido, se podrá realizar las tareas de terminación, utilizando una máquina lijadora y/o raspadoras.
  • Eliminar los apeos.

 

 

 

Texturas

Acabado texturado con apariencia de un revoco de mortero coloreado o monocapa, pero realmente se trata de un aplacado de piezas de unos 2 cm, interesante acabado y original.

Limahoya

En primer lugar es importante centrar cuál es la definición de limahoya, se trata de  «la Línea de intersección de dos vertientes de un tejado o una azotea que se juntan, llevando el agua de lluvia por el ángulo que forman».

Es un error muy frecuente y repetido en muchas obras ejecutar las limhaoyas partiendo las baldosas siguiendo la línea de la limahoya, tal como se puede ver en la fotografía que se apoarta.

Las limahoyas han de realizarse con pieza entera para después continuar colocando las piezas produciendo los cortes en los encuentros de los muros perimetrales y las juntas de dilatación, siguiendo la pauta que marca la Norma Tecnológica de la Edificación QAT -Cubiertas-Azoteas Tansitables, en su esquema QAT-15 Limahoya, que si bien, no es de obligado cumplimiento, aporta la solución adecuada y que mejor funciona. Tal como se pude en el detalle que se adjunta.

 

 

Un acabado interesante

Ayer jueves estuve en el Ayuntamiento de Massanassa, y encontré una intervención interesante, una buena combinación entre rusticidad y modernidad. Existe una combinación agradable entre las cerchas probablemente originales, el tablero de madero que hace de base a la cubierta y el cristal, que le confiere profundidad y transparencia. Os dejo unas fotos.

Fotografías térmicas

Las fotografías térmicas son un buen sistema para detectar zonas con presencia de humedad, así como puentes térmicos. En la fotgrafía se puede apreciar como existen bastantes puntos fríos -en color azulado en las fotografía- lo que indica los puentes térmicos o zonas incorrectamente aisladas térmicamente.

Mediante este sistema podemos saber exactamente el punto a tratar, con lo que se consigue ajustar mucho en costes.

¡Atención a la madera contralaminada!

Sistema muy interesante que comercializa la empresa austríaca KLH.

Para nuestras rehabilitaciones con viguetas de madera que han presentado problemas de flechas, puede ser una muy buena alternativa, en lugar de la colocación de la tan polémica losa de hormigón armado sobre las viguetas que tan poco gusta a los expertos en este campo, principalmente por la unión más que dudosa hormigón-madera, a pesar de la presencia de conectores.

Todo indica que con este sistema se colocarían placas de madera contralaminada unidas directamente mediante tornillería a la madera de las viguetas, haciendo una unión madera-madera casi perfecta.